9 de diciembre de 2008

El paso de Palio

El paso de palio es, sin ninguna duda, el elemento del cortejo procesional que más y mejor ha evolucionado.

Los primeros palios sólo tenían cuatro varales (hoy nos parecen templetes), después tienen seis, ocho... hasta llegar a los doce que tienen en la actualidad.



La iluminación de la imagen también ha cambiado sustancialmente; de los dos o cuatro faroles de un principio a la candelería actual hay un gran camino recorrido. El último elemento que se le incorpora al paso de palio, y el más genial, es el candelabro de cola; fue en los primeros años del pasad siglo.



El palio en sí, tiene un origen muy remoto, parece que se debe su nacimiento a la necesidad de proteger de la lluvia y del sol a personas importantes, identificándose enseguida con la jerarquía y quedando convertido en un símbolo de ésta. Existen pinturas del siglo XV y del XVI en las que se observan procesiones eucarísticas, en las cuales el sacerdote lleva la sagrada Eucaristía bajo la protección del Papa, sin embargo, no se conservan, de aquella época, imágenes de la Virgen con este dosel en sus andas.


El Paso de Palio nace en Sevilla y el primer documento gráfico de su utilización nos lo da la Hermandad del Silencio en un grabado antiguo que data de 1611. Tras los primeros y añejos Palios, éstos han tenido una espectacular evolución a lo largo de los siglos hasta llegar a su portentosa configuración actual.

No podemos dejar de mencionar como figura destacada y fundamental de esta evolución al bordador y diseñador sevillano D. Juan Manuel Rodríguez Ojeda, que desarrolló sus ideas a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, principalmente en la inigualable Hermandad de la Macarena.



En general podemos decir que, elementos que contemplamos en nuestros pasos van más allá de una mera función decorativa. Sin ir más lejos, en el Paso de Palio, los doce varales representan a los doce apóstoles; la candelería nos recuerda el pasaje bíblico del Exodo que habla de la zarza que estaba ardiendo y no se consumía, de este modo, la Virgen aparece glorificada ante esa luz que es signo de la presencia salvífica de Dios; las jarras aluden al mundo de lo femenino, es más, la jarra con azucenas se ha convertido, iconográficamente, en el emblema mariano por excelencia.

En un paso de Palio se pueden distinguir y estudiar las siguientes partes: la parihuela, los respiraderos y los faldones; los varales, el palio y las caídas de este. Muchos, a las caídas del palio les dicen bambalinas. Sobre el tablero o parte superior de la parihuela va la candelería, las jarras, la peana para la imagen y los candelabros de cola.




La cara interior del palio o cielo, además de bordada puede ir decorada con un medallón central con el Espíritu Santo, motivos marianos o el escudo de la corporación (la gloria). El material empleado es el terciopelo.



Existe una variedad de palio que tine las caídas rectas, una franja de terciopelo terminada en flecos o caireles. Este es el palio de cajón.



También hay algunos palio que tienen las caídas (bambalinas) toda de orfebrería en plata. Son los llamados palios rígidos.



Tras lo visto, creo que la Virgen luce el Palio con todo honor y merecimiento. Así cuando vemos una cofradía en la calle, primero contemplamos el Paso de Cristo, sumido en una dulce penumbra, es la imagen misma de la humillación y del dolor. Y tras él llega la Virgen María, Madre de Dios y nuestra, en su Paso de Palio resplandeciente de luz, es reflejo de esperanza y de la Resurrección.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo esto es superinteresante, estamos aprendiendo mucho con toda la información que nos ofreces. Gracias Juanjo.

Anónimo dijo...

en el esquema faltan las corbatas, un cordon de oro que cuelga en el techo del palio.